jueves, mayo 08, 2008

Historias trazadas a colores



El joven ilustrador Christian Ayuni llevaba una promisoria carrera dando forma a personajes infantiles de otros autores. Hace cuatro años decidió contar sus propias historias. Ahora pasea su fantasía por colegios donde estimula a posibles narradores como él

Al mediodía de un martes, Christian Ayuni explica sus dotes fantasiosas ante un grupo de alumnos de primaria. El colegio Jean Piaget, de La Molina, lo ha recibido como a un consagrado, con pancartas de bienvenida y dibujos de sus personajes a trazo cándido pegados en las paredes del patio. Ayuni, un joven orfebre de aventuras, resume sus argumentos y cómo los trabaja. Su primer relato, "Anita ve dragones", habla de una niña en puja con esos seres mitológicos fugados de su libro favorito. Su última historia, "La odisea de la granja", relata las aventuras de una oveja, una gallina y un pato por parajes fantásticos. De pronto un pequeño huaico de interrogantes asalta al autor desde la audiencia. "¿Dónde aprendiste a dibujar?", pregunta un enano. "¿Cómo descubriste que querías ser escritor?", pregunta otro. "¿Qué sentiste cuando publicaste tu libro?", insiste un tercero. El joven creador responde lo que puede y lo que no, lo dibuja.

-Tus visitas a los colegios deben ser gratas. Es tu público.

-Sí. La primera visita, años atrás, fue la mejor. Llegué a un colegio y los niños de primer grado habían leído el libro, hasta habían montado una obra de teatro. Quedé desarmado. Era una feria y había otros autores. Ofrecí una charla, dibujé, respondí preguntas. Fue estupendo.

-A los chicos les dices que te gusta la mitología.

-Sí, es un interés que siempre he tenido. A mi papá lo fastidiaba un montón para que me comprara un diccionario de mitología. Yo estaba en primaria y no pude conseguirlo, solo en la universidad encontré más información. Y bueno, también me gustó siempre el dibujo y todo lo que es mitología tiene mucho peso gráfico: uno tiene que elaborar en su cabeza cómo es un perro de tres cabezas, un caballo con alas, una mujer con cabellos de serpiente. Por eso les digo a los chicos: cualquier cosa que les despierte la imaginación es importante.

-¿Qué otras fuentes de inspiración tienes?

-Leo mucho a Terry Pratchett, mi autor de cabecera, aunque algunos lo consideren una lectura un poco baja. Es un autor inglés que ha creado un universo llamado Mundodisco. Es un mundo plano y redondo, como un disco, soportado por cuatro elefantes que van encima de una tortuga que va por el espacio. Como es un mundo de fantasía, si te asomas por el borde del disco ves a los elefantes y si miras más abajo ves a la tortuga. Y además hay unos magos que no usan magia porque dicen que es muy complicada. Todo es de risa y parodia. He leído cinco libros suyos prestados y seis más que son míos, pero son más de treinta. Es un best seller.



-Deben gustarte los superhéroes.

-Sí. No he llegado a coleccionarlos, pero siempre necesito estar al tanto. Mi hermano tenía chistes en gran formato sobre Los Titanes, Iron Man, El Hombre Araña. Y mi padre, que es ingeniero, me enseñaba a dibujar. En algún momento tuve que empezar a hacer mis propias cosas. Y como digo a los chicos, cuando uno hace lo que le gusta, un día llega a ser bueno.

-¿Cuando escribes también sigues una técnica básica?

-Cada uno tiene su método. El mío es dar forma a los personajes. Voy desarrollando su personalidad, su motivación y de allí paso a un plan. Trabajo una página de texto y una de dibujos, para no aburrirme. Es que yo pienso en los dos lenguajes al mismo tiempo. Cuando escribo sobre una cosa y tengo una imagen en mi mente, la recreo y de allí van surgiendo las historias, voy corrigiendo cosas. Como siempre digo, mi cuaderno de apuntes es mi amigo, porque lo llevo a todos lados.

-"La odisea en la granja" estuvo inspirada en un grabado.

-Sí, en un documental del Discovery Channel sobre la historia de la aeronáutica pusieron un grabado de entre 1700 y 1800. Era de una prueba en globo aerostático que los Mongolfiere hicieron con una oveja, un pato y una gallina. Esa anécdota es el pretexto de la historia. Los niños han tomado muy bien eso. Saben que no es verdad, pero les muestra cómo funciona la imaginación.

-En la trama incluyes a personajes como la muerte, Tánato. ¿Cómo trabajas esos temas delicados?

-Lo hago intuitivamente. En alguna oportunidad leí una teoría sobre la originalidad, en el sentido de que hay una cantidad de temas que existen ya y simplemente todo lo que creamos va girando alrededor, incluso los personajes van girando alrededor de arquetipos que se repiten: el héroe, el sabio, el tímido, el villano. La originalidad está en crear honestamente con lo que uno tiene adentro. Ahora, hay colegios en que ha gustado Tánato y las profesoras me han dicho que por qué no escribo sobre el amor, sobre la vida. Yo les digo que no hice el libro para venerar la muerte. Tánato es un personajito, un fantasmita que va por allí con una lista y cuando a alguien le toca morirse se lo dice y se acabó, nadie se asusta. Ningún niño lo ha tomado a mal. Y tengo al Minotauro, que es un hombre con cachos y patas de chivo. En otro contexto hasta podría ser considerado como el diablo, pero no ha sido mi intención. Está basado en la mitología, pero aquí es un personaje renegón que tiene cabeza de toro.

-Podrías extraer a uno de esos personajes para ser protagonista de una historia.

-No te voy a negar que lo he pensado, pero me da pena cuando se explota mucho un personaje. Se quema. Los niños piden la segunda parte. Si la hago no será con el fin de explotar a los personajes, sino para ver la historia desde otro punto de vista. Por ejemplo, tomar un personaje de la mitología nórdica y cambiarle el sentido. Un troll es un monstruo que se come a la gente. Ya, entonces vamos a hacer un troll bueno, un poco tonto, al que todos fastidian. La idea es tratar de hacer algo original.

-Tus dibujos son de por sí una exploración interesante. ¿Te gustaría ilustrar a un autor en especial?

-Los autores que estoy leyendo no tienen libros muy ilustrados. Lo que sí me provocaría hacer es una portada para algún libro de Pratchett o ilustrar una historia de J.K. Rowling que no sea "Harry Potter" o una edición nueva de la trilogía "La materia oscura". ¡O darle una vuelta a las historias de Narnia!

-¿Seguirás escribiendo historias para niños?

-Ahora tengo dos proyectos: una novela que toma el tema del impresionismo francés, que a mí me gusta mucho. Estoy ubicando a mis personajes en esa época, en París, por Montmartre, donde estaba el núcleo de los impresionistas. El mismo proceso de escritura me lleva por ese lado. Estoy investigando, documentándome. Y el otro es una historia basada en un cuento que me contó un tío sobre una santita de Moquegua. Quiero situarme, ver los lugares. Si mi fantasía vuela mucho, ya veremos adónde apunta.

Entrevista: David Hidalgo Vega - Diario El Comercio (8/5/08)